
La Guardia Civil puede obligarte a pasar una inspección técnica en el acto si detecta irregularidades durante una parada rutinaria
La Dirección General de Tráfico (DGT) ha activado una nueva medida de control en carretera que ha sorprendido a muchos conductores: la posibilidad de ser parado por la Guardia Civil y obligado a someter el vehículo a una Inspección Técnica (ITV) en el mismo momento.
Lejos de tratarse de una broma, como han insinuado algunos usuarios en redes sociales, esta “ITV sorpresa” tiene como objetivo evitar que circulen vehículos en mal estado. Según los últimos datos proporcionados por la propia DGT, uno de cada cuatro vehículos revisados en estos controles ha presentado fallos graves o peligrosos en componentes clave como frenos, neumáticos o suspensión.
Estas inspecciones se realizan por unidades móviles de ITV desplegadas en puntos estratégicos, donde los agentes pueden derivar a los conductores para que sus vehículos sean revisados de forma inmediata. Si se detecta algún defecto grave, el coche puede ser inmovilizado en el acto.
Además, si el vehículo tiene la ITV caducada, los conductores se enfrentan a multas que pueden alcanzar los 200 euros, y en algunos casos incluso a la retirada del vehículo de la vía hasta que se regularice su situación.
¿Recaudación o seguridad?
La medida ha generado cierto debate. Mientras algunos consideran que estas inspecciones in situ podrían ser “una medida recaudatoria extrema”, otros las valoran como una herramienta útil y necesaria para mejorar la seguridad en las carreteras y reducir el número de accidentes relacionados con fallos mecánicos.
Desde Tráfico insisten en que el objetivo no es sancionar, sino prevenir: detectar a tiempo vehículos que, por su estado, suponen un peligro tanto para sus ocupantes como para el resto de usuarios de la vía.
En cualquier caso, la recomendación es clara: llevar la ITV al día y mantener el vehículo en buen estado es la mejor forma de evitar sanciones… y sustos innecesarios en carretera.